El 8 de marzo nos permite recordar la importancia de la mujer en el desarrollo social y económico de la sociedad. Este día fue instaurado en 1977 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, denominándolo “Día Internacional de la Mujer”, basado en lo ocurrido el 8 de marzo de 1908 en una fábrica textil de Nueva York, donde las trabajadoras declararon una huelga en protesta por las condiciones de trabajo que tenían, esto no fue reconocido y las mujeres se tomaron la fábrica. El dueño cerró el lugar y lo incendió muriendo las más de cien trabajadoras que estaban en el interior.
Si se revisan antecedentes desde las primeras movilizaciones reivindicativas realizadas por las mujeres, desde hace muchos años alrededor del mundo, podremos visualizar que aún cuando existen muchos avances y reconocimientos al aporte de la mujer, esos avances todavía no son suficientes para lograr el principio por lo que se han movilizado a través de los años, la igualdad.
En nuestro país hemos avanzado, pero siguen existiendo brechas en lo laboral respecto de desigualdad de género y remuneraciones, de trato y oportunidades. En la sociedad y desde las políticas sociales existen aún desafíos en la integración de iniciativas tendientes al apoyo efectivo a la mujer jefa de hogar, a la mujer violentada en el ámbito familiar y laboral, en la integración de mujeres de etnia indígena, entre otros.
El “Día Internacional de la Mujer” nos recuerda el reconocimiento del aporte al progreso social y respeto a los derechos humanos que han realizado las mujeres. Los actuales derechos que ejercemos son fruto de la organización, el esfuerzo, la responsabilidad, visión, entrega, pensamiento en sociedad, búsqueda colectiva del bien común, valentía y compromiso profundo en los cambios sociales de las mujeres en el mundo, que pensaron en un futuro mejor y lo lograron, no sólo para ellas, sino para los trabajadores a nivel mundial.
Para lograr la eliminación de las brechas y desigualdades existentes en nuestro país se requiere del compromiso, reconocimiento y acción de las autoridades. Pero eso no basta, es necesaria la participación activa, el empoderamiento, la apropiación de derechos y la capacidad para hacerlos valer de cada uno de nosotros, la familia y la sociedad en general. NPL