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Ya con resultados irreversibles de las primarias en Estados Unidos, la elección presidencial de noviembre será una revancha para Donald Trump: Biden estará en el ring desde la esquina Demócrata defendiendo el título, mientras Trump buscará recuperar el cinturón perdido hace cuatro años .
Las avanzadas edades de ambos contendientes obligan a seguir con atención a los vicepresidentes de cada uno de ellos y así lo haremos.
Pero hoy, en estas líneas, queremos revisar los efectos que tendría en el ámbito global un posible cambio de óptica de la Casa Blanca ante los conflictos en desarrollo.
SE INCREMENTA LA TENSION MUNDIAL
Los dos principales focos bélicos del mundo tienden a complicarse.
La invasión de rusia a ucraniana parece pasar a una fase superior.
El anuncio de Putin ordenando el despliegue de tropas a la frontera con Finlandia como respuesta a la incorporación de este país a la OTAN y la decisión de Macronde enviar efectivos franceses en respaldo de Ucrania, son claras señales de una potencial escalada del conflicto.
Igual ocurre en el medio Oriente con la prolongación de los combates en Gaza, con el incremento de la piratería Hutí en el Mar Rojo y la siempre presente posibilidad de una acción directa de Irán contra Israel.
Con una salvedad: En el segundo caso pareciera que la visión estadounidense es compartida y que sea quien sea Presidente dentro de 10 meses, se mantendrá el respaldo a Israel, cosa que no ocurre en el teatro europeo.
En el caso de un eventual triunfo de Trump este ha manifestado su deseo de que EEUU salga de la OTAN
Es sabido que, en el caso de ocupar la presidencia en 2025, una decisión de ese calibre requiere de la aprobación calificada del Congreso como culminación de un procedimiento complejo.
En todo caso, lo notable es que esas declaraciones, sumadas a sus reiterados elogios a Putin, generan inquietud en los aliados europeos y estimulan sus rearmes.
LATINOAMERICA INVOLUCRADA: ATENCION VENEZUELA
El péndulo electoral latinoamericano parece ir rumbo a la derecha y Donald Trump pretende liderar ese giro.
Algunos de los gobiernos surgidos en esa ola son neonatos y merecen algo más de tiempo para ser evaluados objetivamente.
Una cosa si es cierta: Sus triunfos están relacionados con el fracaso del comunismo y sus gobiernos afines. Cuba, Nicaragua y Venezuela son gobernadas por oligarquías corruptas, ineficientes y violadoras de los derechos humanos. Sus balances materiales no tienen nada que ver con las ofertas primigenias y los pueblos que sojuzgan en nombre de la igualdad social, son sometidos a una forma moderna de esclavitud.
En Estados Unidos el voto de origen latinoamericano es tan polarizado como el de otras fuentes étnicas, pero sin duda la tendencia conservadora se alimenta del fracaso del ESCLAVISMO DEL SIGLO XXI.
La relación de mutuo respeto que no siempre ha existido entre América Latina y Estados Unidos debe ser la base del futuro del Hemisferio Occidental.
Dado que Venezuela enfrenta este año una definición electoral , dado que el irrespeto de Maduro a los acuerdos de Barbados son una afrenta a las formas civilizadas de la acción política y dado que Venezuela es el mayor reservorio mundial de crudo, debemos prepararnos para los posibles escenarios.
Por razones de espacio me referiré tan solo al más indeseable de todos: La permanencia de Maduro y el regreso de Trump.
En ese cuadro podríamos presenciar el abandono a Ucrania y a Europa por parte de Washington, el desmantelamiento progresivo de la OTAN y un acuerdo Trump-Putin, con Maduro de conserje, succionando el subsuelo venezolano y pagando los salarios más bajos del planeta.
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