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CUMBRE UE-CELAC MÁS CÁSCARAS QUE NUECES
Sophia Lacayo
La expresión “algo huele mal en Dinamarca” del célebre escritor inglés William Shakespeare, usada en el léxico político cuando las cosas no marchan bien a causa de la corrupción, bien le va a la recién concluida cumbre de la Unión Europea-Comunidad en Bruselas, de los Estados Latinoamericanos (UE-CELAC), en la que a pesar de algunas oposiciones directas contra la tiranía cubana de Raul Castro, Diaz Canel y regímenes similares, no sirvió más que para oxigenar a los sistemas castro chavistas de Latinoamérica, promovidos por el régimen izquierdista español, lo que demuestra una alta insensibilidad del Viejo Continente hacia los países de ese eje, y una vergonzosa lavada de cara a la tiranía cubana y socios.
A pesar de haber emitido una resolución condenatoria a Rusia por la invasión a Ucrania, en la que Nicaragua se abstuvo de votar, no demuestra dicha Cumbre mayores beneficios tangibles ni para la Unión Europea ni para el Sub Continente Americano, tomando en cuenta que el mundo entero civilizado, prácticamente está en contra de dicha invasión.
Tampoco las “sanciones” son reales, no pasan de ser mecanismos de transferencia verbal y política, pues la ayuda a Cuba y el resto de países narco comunistas se mantiene; mientras por otro lado el discurso táctico de los Socialistas del Siglo XXI, continúa hablando de propiciar un mundo más justo, equitativo y a favor de romper de las desigualdades y abierto al intercambio. Bla bla.
Cumbre sin propósitos reales y sin basamentos legales, es decir, un absoluto ridículo de la geopolítica Bi Continental a la que tristemente se prestó la Unión Europea, pero en donde quedan las pistas de un espaldarazo a la izquierda latinoamericana en general y española. A estos sistemas, no deberían verse o tratarse como entes de un conglomerado político, sino de un conjunto de narco delincuenciales dictaduras, narcoestados, regímenes paramilitares y propulsores del crimen organizado.
Independientemente de que Nicaragua no haya firmado la resolución final en la Cumbre de la UE-Celac, manteniendo un discurso abiertamente a favor de la invasión rusa a Ucrania y, soslayando que ya latinoamerica ni los países del Caribe no son colonias europeas, el efecto final de este encuentro no pasa a ser más que un show de fotos y pompas diplomáticas izquierdistas, con diferencias de forma y no de fondo.
Era imposible esperar algo razonable, ajustado a la verdad y a la democracia, sobre todo para los países con regímenes totalitarios como Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Tomando en cuenta el origen de los países que conforman la Celac, un instrumento sin pies ni cabeza creado por el desproporcionado caudillo venezolano Hugo Chavez en sus tiempos de compra de conciencias presidenciales, con el petróleo y los narco dólares que reparte a diestra y siniestra.
En realidad, después de la salida de la Organización de Estados Americanos (OEA) de Venezuela en el periodo de Jose Miguel Inzulsa (2005-2015), Chavez, impulsado por su mitomanía comunista y caudillesca, crea la Celac, creyendo que esta se convertirá en una especie de OEA alterna. No obstante, al día de hoy no ha pasado de ser un foro sin sede ni institucionalidad, pero sí creado para darle personalidad y figuración a los jefes del Castrochavismo. En otras palabras es un ente sin peso jurídico, sin mecanismos coercitivos de presión, artificial, la cual esta vez se reunió gracias al compadrazgo de la UE primero por el impulso de Pedro Sanchez, Presidente saliente del Gobierno español, y segundo para favorecer a las narco dictaduras latinoamericanas, en su afán para rehabilitar a Cuba y su siniestro régimen. La actitud sobre todo de los países nórdicos, contrarios a todo apoyo a la isla, marcaron una minúscula salvedad del evento.
Se necesita el vigor y resplandor de una UE más beligerante hacia latinoamérica y El Caribe en general y en particular hacia los regímenes totalitarios. Más humana y más solidaria. No es meritorio que se siga haciéndose la desentendida ante las reiteradas violaciones a los Derechos Humanos, ante la persecución religiosa, al crimen organizado y a la satrapía con que estos sistemas, con Cuba a la cabeza, están acabando con nuestra región. En realidad Cumbre con más cáscaras que nueces.
Sophia Lacayo
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